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Jorge García-Dihinx

¿TUVISTE UNA INFANCIA FELIZ?

¿TUVISTE UNA INFANCIA FELIZ?

      Oigo a mucha gente decir lo feliz que fue su infancia. Yo no es que no tuviera una infancia feliz, pero sí creo que soy mucho más feliz de mayor de lo que era de niño. De niño no haces todo lo que quieres sino que debes de seguir una serie de horarios y deberes impuestos. La tele hasta tal hora, cómete todo el plato o luego no hay dibujos; ahora a estudiar, a la cama que ya es hora... Por otro lado, los niños son muy crueles y se metían contigo en el colegio, te insultaban, el profesor te castigaba, llegaban las notas, etc... ¿Era esa una época tan feliz?

   Pues bien, resulta que entre el momento en que una persona se emancipa hasta el momento en que forma una familia  y adquiere una serie de compromisos y renuncias, hay una etapa de unos pocos o unos muchos años, de independencia completa sobre la vida de uno mismo.

Durante ese periodo de soltería con independencia económica, uno hace lo que quiere. Ve la tele cuando quiere, pone el canal que quiere, lee cuando quiere, estudia lo que quiere, se va a dormir cuando quiere, elige gastar el dinero como quiere, dedica el tiempo de ocio a lo que quiere, queda con quien quiere y no con quien se le ha impuesto, la gente no te insulta sino que te respeta.

También ayuda a la felicidad el poder trabajar en algo que realice a la persona. Cuanta mejor formación profesional te hayan proporcionado tus padres y mejores valores como persona te hayan transmitido con su educación, más posibilidades tiene uno de elegir lo que le llene. Y aquí uno se da cuenta de los valores adquiridos en la niñez. En qué pilares basaron nuestros padres la educación: el respeto a los demás, la sinceridad y la honestidad (con los otros y con uno mismo), el hábito de estudio, el deseo de cultivarse, de vivir la vida plenamente, de ser feliz y hacer felices a los de tu alrededor, de mostrar amor a los demás. Todos estos valores humanos se han sembrado en el hogar durante la niñez. Sí, la niñez, esa época en que todo eran obligaciones y pocas las libertades.

Reflexionando entonces sobre todo esto, puedo llegar a la conclusión de que, si soy ahora más feliz de lo que era de niño es, precisamente porque cuando yo era niño, mis padres hicieron muy bien su trabajo. A ellos les debo mi felicidad actual.

Gracias papá,Gracias mamá.

 Jorge

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