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Jorge García-Dihinx

¿DIRIGIMOS NUESTRAS VIDAS O NO?

¿DIRIGIMOS NUESTRAS VIDAS O NO?

    Este viernes 29 de junio acudí al concierto de Sabina y Serrat con un amigo. El Pabellón Príncipe Felipe estaba lleno a rebosar. Bajamos a la pista y, tras andar unos metros entre la gente, elegimos un lugar donde quedarnos. Había mil caras distintas y ninguna conocida. El concierto estaba a punto de comenzar.

    Entonces “ella” me vio y me saludó. También estaba con una amiga. Con las miles de personas que había esa noche, tuve la suerte o el azar de ir a parar al único rincón donde estaba “ella”, la chica más guapa del concierto.

    ¿Casualidad? ¿Ocurren las cosas por azar? o ¿Causalidad? ¿Ocurren las cosas por algo? Causalidad implica que existe una razón para que algunas hechos ocurran.

    “Ella” y yo comentamos esa feliz “coincidencia” de toparnos el uno con el otro entre tanta gente. Y entre la conversación nos surgió el tema del azar de la vida. ¿Decidimos nosotros qué camino lleva nuestra vida? ¿O más bien la vida nos va llevando y, en su rumbo determinado por otros, vamos sorteando las dificultadas como podemos? ¿Dirigimos nuestras vidas del todo? ¿O sólo en parte? ¿No las dirigimos apenas y es el destino el que nos lleva por el río de la vida sin que podamos hacer nada?

    Para comparar ambas teorías me voy a servir del gol de Maradona contra Inglaterra en el mundial de México 86.

    Para los que no os lo sepáis de memoria, podéis pinchar en la dirección de You Tube que escribo a continuación. En ella se muestran esos segundos de gloria de ese gol histórico.

http://www.youtube.com/watch?v=QKqmGjpeQDE&mode=related&search=

    Maradona coge el balón en su propio campo y, tras regatear a dos jugadores, inicia desde el medio campo la carrera hacia la portería contraria. Marca un rumbo firme, al igual que cada uno de nosotros toma el rumbo que elige para su vida. No sabemos quizás a dónde llegaremos, pero sí el rumbo que queremos llevar. Pero claro, el camino de la vida no se puede trazar con una línea recta. Hay obstáculos, incidencias, adversidades, hechos, que habrá que sortear y que nos harán ir variando el rumbo inicial para poder seguir adelante.

    Así, Maradona va sorteando a cuantos la salen a su paso. Va cambiando de ritmo, ralentiza la jugada ante la llegada de cada jugador. Como así hacemos nosotros en la vida. Nos llega un problema o una situación nueva y nos detenemos un momento a examinarla. Entonces Diego acelera, cambia de ritmo y cambia el rumbo de forma mágica para salvar a cada contrario. Lo mismo nosotros, una vez tomada la decisión, avanzamos con firmeza para llevarla a cabo. Y así, cambiando el rumbo en cada momento, Maradona consigue llegar a su destino, la portería inglesa, salvar también al portero y marcar ese gol histórico. El gol de su vida. El gol de nuestras vidas. En inglés (para más INRI) “goal” significa propósito, meta, fin. El propósito de nuestras vidas.

    En un extremo están los que piensas que en la vida, nosotros somos Maradona. Controlamos casi todo. Van llegando dificultades pero las vamos negociando y mantenemos el rumbo de nuestra vida según la elección previa de cada uno.

    En el extremo contrario están los que piensan que es la vida la que nos dirige. Que nos va llevando el destino de un lado a otro siendo nosotros meros espectadores. En este sentido, nosotros no seríamos Maradona. Seríamos el balón que Maradona (Dios, destino, azar) dirige. En este caso, nos van llevando. Somos un balón manejado por otro. Vamos rodando en la dirección que nos lleva el destino, sin que podamos hacer otra cosa que rodar hasta el final de nuestro rumbo. En este punto de vista, nosotros ni siquiera llevamos el rumbo. La vida lo lleva por nosotros.

    ¿Cuál es el punto de vista acertado? ¿Es algo a mitad de camino entre ambos?

    Mi opinión es que la vida decide qué oportunidades nos va presentando y somos nosotros los que elegimos dentro de ese abanico de posibilidades. Es como cuando vamos a comer de menú a un restaurante. Nos dan a elegir entre 5 primeros y 5 segundos. Nosotros elegimos de entre esas pocas opciones que se nos ofrecen. No nos ofrecen las 5.000 comidas del mundo. Sólo una selección de ellas. De entre ellas, nosotros elegimos la nuestra.

    Pensando así, tanto la vida o azar, como nosotros, formamos parte del destino final de cada uno. No todo está predeterminado. Están predeterminadas una opciones que se nos van a presentar, pero amigos, nosotros somos al final los que elegimos entre esas opciones. Elegimos si nos casamos o  no con esa chica que el azar nos hizo conocer. Elegimos si coger o no esa plaza de Pediatría en Calatayud que salió en un momento en que yo estaba allí. Elegimos si nos vamos o no a Canarias a trabajar cuando hay una oferta de empleo. Esa chica canaria (como la mujer de mi primo Fernando) elegiría si ese chico tan majo era o no con quien quería ella estar. Y aunque esa canaria haya terminado viviendo en Zaragoza, cosa que nunca se habría imaginado y que el azar proporcionó, ella fue al final la que decidiría si seguir o no el rumbo de su vida junto a esa persona.

    Existen miles de almas gemelas para cada uno de nosotros. El destino sólo nos mostrará un ramillete de esas almas gemelas, nunca a todas. Pero nosotros seremos quien decidamos cuál de esas será la mujer con la que queramos recorrer juntos el viaje de la vida. El mejor viaje que existe.

    Jorge

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