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Jorge García-Dihinx

LA MIRADA ES EL ESPEJO DEL ALMA

 

           Cuando yo era pequeñito debía de ser un horror de niño, con una mala leche de espanto. Llevaba a mi madre de cráneo. Por el contrario, mi hermanito Pedro, dos años más pequeño que yo, era un encanto. Dulce, siempre con buena cara, tranquilo... Claro, estos caracteres tan distintos se notaban en la expresión que ponía mi madre cuando le llamaba uno u otro hijo. Y, por supuesto, todo niño sabe con qué cara le mira su madre.

          Así pues, una de esas tardes en que Jorgito era como un grano en el culo, íbamos los 2 de la mano de mamá. Subíamos los tres las escaleras de las antiguas Galerías Preciados cuando mi madre notó que el plasta de Jorge no paraba de tirarle de la manga una y otra vez. Debía de llevar yo una de esas tardecitas gloriosas. Por fin, mi madre se volvió y, con una cara de enfado que no os puedo describir, me preguntó: ¿Pero y ahora qué demonios quieres??. A lo que yo contesté muy serio y como implorando: “¡¡¡QUIERO QUE ME PONGAS LA CARA QUE LE PONES A PEDRO!!!”.

         Mi madre enmudeció… Estaba claro, ella no podía disimular la expresión de su mirada al atender al amable y dócil Pedrito y tampoco esconder la sensación de desagrado cada vez que tenía que soportar al demonio de Jorgito... Y eso, los niños lo notan.

         Todos lo notamos. Vemos todo en la mirada. Por eso dicen que los ojos son el espejo del alma.

         Hay miradas que matan, otras que enamoran. Hay miradas que transmiten confianza, ilusión, alegría, amor. Otras reflejan tristeza, desasosiego, intranquilidad, incertidumbre, desesperación. Dice tanto la mirada, la expresión de la otra persona. De hecho creo que lo dice todo... Podemos saber qué piensa el otro sobre lo que le estamos hablando sólo con mirar la cara que pone. Puedo saber si una madre se queda convencida con la explicación que le doy de la fiebre de su niño sólo con la expresión de sus ojos mirándome antes de despedirnos.Pocas cosas hay tan sinceras como la mirada, tan reales, tan auténticas. A buen entendedor, una mirada basta. Cuántos fines de película los anticipamos segundos antes con la mirada de los actores... Sabemos que por fin se van a besar. Sus miradas reflejan todo. Sobran las palabras... 

        Una mujer sabe ver en los ojos de su pareja si le quiere. Incluso puede anticipar segundos antes de que ocurra, que él se va a arrodillar y pedirle ser su mujer para siempre.

         Recuerdo cómo una amiga me describía la mirada del novio a la novia durante una boda de unos amigos suyos. Me contaba cómo veía irradiar en los ojos del novio un amor tan inmenso que salía como una luz cegadora por las vidrieras de la Iglesia. También recuerdo cómo me decía ella que su pareja ya no le miraba con esa mirada.

         Es difícil disimular la falta de amor y muy fácil transmitirlo con los ojos cuando es amor verdadero. No hace falta decir cuánto te quiero. Sólo hay que sentirlo mientras la miras. Nada le hará más feliz a ella que ver esa expresión en tu mirada cada día que paséis juntos. Quiérela y mírala, no digas nada. Ella lo sabrá y, mirándote, verás en sus ojos cómo te contesta: “Yo también te quiero, amor”

         Jorge

1 comentario

marta -

Estoy totalmente de cuerdo contigo...conozco a la gente por sus ojos...he sentido esa mirada de amor de algún hombre...y hoy mismo, mientras estaba haciendo fisioterapia respiratoria a una bebita de 1 año y medio, he sentido esa comunicación de almas, por encima de nuestra diferencia de edad...ese bebe sabía como yo soy, al igual que yo...q bonito