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Jorge García-Dihinx

SÉ FELIZ SIENDO NATURAL, SIN FORZAR NADA

SÉ FELIZ SIENDO NATURAL, SIN FORZAR NADA

     Cuántas madres me dicen que si no “forzaran” a su hijo a comer no comería nada. Que se moriría de hambre. ¿Alguno habéis leído en el periódico que un niño se muera de hambre en este país por dejarle comer según dicte su apetito?

     El niño forzado ve el momento de la comida como un calvario, vomita, llora, etc... Además tiene poco hambre porque en la comida anterior ya le forzaron a comer más de lo que necesitaba. Las madres lo pasan fatal, sin saber que el problema no es del niño (“que no le come”... Pero hay algún niño que sí coma??). El problema es de ella. A todos nos han engañado para comernos ese macarrón de más. “Sólo uno más y ya a jugar, vale Jorgito?”. Jorgito que lleva ya 3 macarrones más de los que necesitaba... Afortunadamente luego uno crece y ya le dejan tranquilo. “Si es que siempre fuiste mal comedor...”.

         Esta pequeña anécdota me sirve para proyectar un mensaje más global sobre la vida: No forzar a nadie a nada. No es natural. 

        No fuerces a un niño a comer. 

        No fuerces a alguien a ser quien no es.

         No fuerces a casarse a alguien que no quiere.

         No fuerces querer gustarle a una chica si no es así. Si no le gustas como eres es porque le gusta otro que es diferente a ti. Lo mismo digo a las chicas. Si van dos detrás de un chico, será él quien decida cuál le gusta más, no ellas o quién lo vio primero. Si cada uno es como es y no fuerza su forma de ser, termina con quien tiene que terminar. Si fuerzas algo no natural, acabará por romperse. 

        No fuerces cambiar el curso de un río. Es así por alguna razón. Forzar a cambiar algo que es no aceptar la vida tal como es. La aceptación proporciona tranquilidad.         No fuerces a nadie a que te diga más veces “te quiero”. Quiérele sin más. Deja que te quiera como el sabe.

         No fuerces a nadie a quedarse a tu lado si quiere irse. 

        No fuerces a nadie a escalar, a esquiar, a nadar. Si lo quiere hacer, lo hará, te llamará para que le enseñes. Si no, si lo ve impuesto, no empezará convencido y menos aún disfrutará. Abandonará.

         Podemos “forzarnos” a nosotros mismos a ser mejores, a estudiar más, a ir a correr al parque, a superarnos en tal o cual disciplina. Pero no deberíamos forzar a otros a hacerlo. Si alguien quiere hacer algo lo hará. Si lo forzamos, dejará de hacerlo en cuanto nosotros ya no estemos allí, porque es algo que habíamos decidido nosotros por él.

         Podemos aconsejar, sugerir, alentar, animar, pero nunca forzar. La felicidad de las personas la dicta la naturalidad. Se necesita paz interior para ser feliz y no se tiene paz interior si uno no hace lo que siente, sin que nadie le fuerce.

         Es como los regalos. Los más sinceros son los que se dan porque a uno le sale, no porque haya que hacerlo cuando llega la fecha de un cumpleaños o un aniversario. El otro día un amigo médico de mi hospital me grabó un CD con música clásica porque sí. Y ahora lo escucho y me inspira mientras escribo estas líneas.

         “Go with the flow” (“Déjate llevar” dice Chambao). Sé tú mismo y, sobretodo, deja a los demás que sean como son. Sin forzar a cambiarles. Es el mejor regalo que les puedes hacer. Y así, siendo cada uno como es, muchos, de forma natural, cambiarán... seguramente a mejor.

         Jorge

2 comentarios

Maria Flores -

Hermoso, gracias

Jorge Mtz -

Totalmente de acuerdo, cuando se forzan las cosas es imposible que terminen con éxito, ya que todo debe hacerse con el corazon y con lo que dicten nuestros instintos basicos, nuestra inteligencia basica y natural, de otra forma es imposible que alcancemos nuestro maximo potencial y demos lo mejor de nosotros mismos... Buen articulo para reflexionarlo mucho